Weed-end en Amsterdam

Se dice que muchos de los turistas jóvenesque viajan a Amsterdam, por no decir la mayoría, lo hacen especialmente por la legalización. Y aquellos que opinan así no se equivocan del todo. El “turismo de la weed” atrae a las juventudes de otros países europeos, como España, que a mediados de 2015 aún se situaba como líder de la Unión Europea en consumo de cannabis. En mi primer viaje allí, durante un week-end saqué la conclusión de que debía ser uno de los lugares más libres del mundo. Los coffeeshops están llenos de gente fumando desde por la mañana. El Red Light District, un barrio destinado a la prostitución, ocupa todo el centro de la ciudad, y por la noche se forma el cocktail molotov drogas-prostitución, y aun así, es muy difícil ver discusiones, follones o peleas.

A muchas personas les sorprendería saber que el Barrio Rojo de la ciudad es uno de los barrios más seguros de Europa. Incluso por la noche. Así que si en el barrio que podría ser "el más conflictivo" de Ámsterdam, se puede pasear sin ningún miedo a ser atracado o atacado, podéis imaginar lo seguros que viven los ciudadanos en el resto de ciudades de Holanda, entre las cuales me gustaría recomendar Utrech.

Ámsterdam es lugar que sería imposible de imaginar en cualquier otro punto del mapa, y el motivo es que la libertad que allí se respira, viene de la mano del respeto y de la tolerancia. Desde estas premisas, los holandeses han conseguido crear una ciudad de ensueño. Algo que sería imposible de implantar hoy en día en cualquier otra ciudad sin años y años de educación previa.

Sin embargo, hay un aspecto triste en toda esta historia. Y justamente es el turismo que atrae. Ansiosos por consumir marihuana de forma legal, los jóvenes ovidan el punto cultural de la ciudad. Olvidan el Museo de Van Gogh, olvidan el Museo del Sexo y el Mercado de Tulipanes. Olvidan la fábrica de Heineken. Olvidan el Mercado de las pulgas que se celebra todos los fines de semana en el canal central, y donde se pueden encontrar desde las más insignificantes baratijas a los más increíbles tesoros. Olvidan también que Holanda es famosa por su queso, y que indagando un poco puedes encontrar sitios de degustación: cheddar con pesto, cheddar con sidra, cheddar con todo lo que puedas imaginar. Una delicia.

Está claro que los precios son elevados, y que muchos jóvenes no pueden permitirse todas estas atracciones turísticas. También es obvio que un público más mayor no se centrará en el turismo de la weed, y que sí pagará por otras actividades, como el paseo en barco por los canales. Además la libertad por hacer algo que en tu país es ilegal, quizás es otra forma más de hacer turismo.

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