El reality show que dejó en evidencia a H&M
- Carolina Amor Montiel
- 5 may 2018
- 3 Min. de lectura
Recientemente, Clean Clothes Campaign, una organización que tiene el fin de mejorar las condiciones laborales de las personas en los sweatshops (fábricas textiles en países en vías de desarrollo) ha criticado a la multinacional H&M por mentir en su informe de sostenibilidad 2017, donde apuntaba su progreso en la creación de trabajos justos, poniendo el foco en la mejora de la calidad de vida de los trabajadores.
Sin embargo, Clean Clothes ha estado siguiendo lo suficientemente cerca a la compañía como para contrastar la información del informe de H&M y desmentirlo.
El informe de ¿Sostenibilidad? 2017
En 2013, la marca sueca prometió que controlaría a sus proveedores para evitar que los trabajadores de las fábricas estuvieran en malas condiciones y no recibieran un salario justo por su trabajo. El proyecto afectaba positivamente a los 850.000 trabajadores textiles que dependían de la marca, aunque desgraciadamente, el proyecto no ha alcanzado ni al 50% de sus fábricas proveedoras, explica Clean Clothes.
También se critica desde la organización la falta de transparencia del informe, ya que no incluye datos sobre los salarios de sus trabajadores en las fábricas textiles, ni existe una representación de la evolución salarial (ni en las fábricas donde “se ha implantado el método de salario justo, ni en las que no).
No solo contradice la promesa (también hecha por H&M en 2013) de ser más transparentes, sino que tal y como apunta Maria Sjödin, de la asociación sueca Fair Action, “no hay forma de saber si realmente los trabajadores textiles están ganando más”.
Sin embargo, en el Informe hacen referencia a la reducción de emisiones, elecciones democráticas en las fábricas con las que trabajan y nuevas promesas para 2020 y 2030.
He encontrado un resumen de este informe aquí.
Lo que una encuentra en internet
A raíz de bucear en internet buscando información sobre este informe, encontré lo que voy a contarte a continuación:
Al parecer una cadena noruega, asociada a uno de los periódicos más influyentes de su país, realizó un reality llamado “Sweat Shop” en el que unas fashion bloggers se iban a Camboya y trabajaban durante un mes en las fábricas textiles.
Supongo que el motivo principal de la cadena sería ganar audiencia explotando la burbuja en la que viven estas chicas (y todos nosotros) con un pinchazo de realidad, y ya de paso, concienciar. Yo he visto el primer capítulo del reality subtitulado y en YouTube, éste.
Aquí te dejo el trailer:
Haciendo resumen: Ellas contactan con la marca y les piden conocer cómo funcionan los sweatshops, las fábricas textiles. Era H&M, pero en ese momento no se sabía.
A continuación, un responsable de H&M en Suecia, les dice que las invita a visitar las fábricas cuando quieran. Pero las chicas, se plantan en Camboya y aparecen en las puertas de una fábrica random (una de las muchas que tiene H&M en el país) donde, obviamente, hay unos guardias muy marroneros que no las dejan entrar.
Una de las chicas, Anniken Jörgensen, llama con su iPhone desde un punto perdido de Camboya (sí, muy surrealista) al responsable de H&M con el que había quedado en eso, que seguro que se cayó de la silla de un culazo cuando la otra le dijo que estaba en las puertas de una fábrica textil y que le dijera al guardia que la dejara entrar.
Obviamente, este chico le dijo que las cosas no iban así. Y que las visitas se preparaban con antelación y en unas fábricas concretas. Vaya, vaya, aquí nuestra amiga ya empieza a pensar que algo huele mal.

Todavía no he visto cómo siguen los capítulos, ni cómo consiguen finalmente meterse en una de las fábricas para volver criticando que “había chicas que no podían permitirse ni una compresa durante su menstruación”.
Resulta que en el reality no dicen que esa fábrica en la que estuvieron pertenecía a H&M. Se sabe gracias a que una de las chicas, Anniken Jörgensen, se atrevió a decirlo a pesar de que la cadena se lo prohibió después de recibir una visitita de un alto cargo de H&M. Desde ese momento, y tras lo que experimentó, Jörgensen se dedica al activismo contra la explotación por parte de estas empresas, el fast fashion y en favor de la sostenibilidad.
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