Un paseo por la costa belga
- Carolina Amor
- 15 nov 2017
- 2 Min. de lectura
¿Pero Bélgica tiene playa?
Sí. Eso mismo me pregunté yo la primera vez que me mencionaron esta ruta. Fue en octubre de 2015, cuando apenas llevaba un mes en el país que sería mi casa por un año. En realidad, como Bélgica está por el centro del continente y es la capital de la Unión Europa, en nuestra perspectiva se produce una especie de efecto mandela que nos puede hacer pensar, de primeras, que Bélgica no tiene costa. Pero por si aún no me crees, aquí te dejo una captura de google maps para demostrártelo:

Si pensamos en Bélgica, rápidamente nos vienen a la cabeza grandes ciudades turísticas como Bruselas o Amberes, y ciudades con encanto medieval, como Gante o Brujas. La costa belga es transportarse a otro lugar. Se trata de 68 kilómetros que separan las ciudades Knokke y De Panne.
Las ciudades costeras son más pequeñas, pero mantienen ese encanto belga que se puede apreciar en los edificios y las calles. Para conectar todos estos pueblos, y a modo de atracción turística, se creó una línea de tranvía, que al parecer es la línea más larga del mundo.
Es el Kusttram, que va desde la frontera francesa (cercano a Dunquerque) hasta la frontera Holandesa, Knokke. Son 70 paradas, y recorrer todo el trayecto puede llevar más de dos horas.
Este tranvía, en mi opinión, es puramente turístico. Porque moverse de un punto a otro, cuando los belgas han de desplazarse para trabajar o porque deben ir a otra ciudad, es mucho más rápido con el tren. También es verdad que es más caro. Pero tanto la utilidad de este tram, como su precio (5€ para todo el día), es un indicativo de que se utiliza para hacer la ruta turística. El billete de 3 días cuesta 10€ para aquellos que quieren hacerla bien, parando en cada una de las ciudades.
Cuando haces esta ruta no hace falta que bajes en todas las paradas, obviamente. Es una buena idea aprovechar un día y seleccionar algunas de las ciudades para aprovechar más el tiempo. Desde mi experiencia, el día pasa demasiado rápido y difícilmente se pueden ver bien más de 3 ciudades.
En mi caso, visité Blackenberge, Knokke y Oostende.
¿Qué veréis?
Costas largas, infinitas, amplias. Grandes extensiones de arena, las playas no tienen fin. Os sentiréis como en el escenario de la mismísima película Dunquerque, estrenada recientemente en los cines. Los precios son más económicos que en las grandes ciudades, por lo que podréis comer frites, moules y otras especialidades belgas a mejor precio.
Será mejor si hacéis esta ruta en verano o primavera, y que aprovechéis las horas de sol y de calorcito.
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